En la sociedad occidental estamos acostumbrados a vivir bajo situaciones de niveles considerables de estrés, sin embargo nuestro cuerpo es increíble. Está perfectamente adecuado al entorno del planeta y nos dota de una amplia variedad de mecanismos para garantizar nuestra supervivencia. Una de estas defensas es el estrés. Cuando nos sentimos asustados o estresados, la hormona cortisol inunda el cuerpo, incrementando los niveles de azúcar, y preparando asñi a nuestro rganismo para luchar, huir o, lo que es más relevante en la sociedad actual, trabajar más duro. Por desgracia, la vida cotidiana nos puede enfrentar a una cantidad desproporcionada de situaciones que nos estresan.
Sin embargo no siempre sufrimos únicamente de estrés físico, sino que nuestra forma de percibir el estrés, como algo positivo o negativo, puede afectarnos también en gran medida.
El estrés prepara a tu cuerpo para los desafíos
En opinión de Kelly McGonigal, psicóloga e investigadora de la Universidad de Stanford, podemos salvar vidas cambiando la forma en la que pensamos sobre el estrés. Tras recopilar una serie de estudios recientes que demostraban los aspectos positivos del estrés, ha concluido que el estrés es peligroso si pensamos que lo es. En un estudio, las personas que tenían pensamientos positivos sobre el estrés tenían incluso mejor salud que las que no estaban especialmente estresadas. Además, una actitud de «el estrés es bueno para mí» condujo a un mejor rendimiento laboral y a menores complicaciones psicológicas.
Según McGonigal, puede ayudar intentar considerar el estrés como una fuente que nos proporciona más energía y nos prepara para responder a los desafíos.
Consejos para una mejor gestión del estrés
Puede que te enfrentes a un montón de desafíos con una agenda ajetreada llena de plazos de entrega en el trabajo, niños que recoger o que llevar a actividades extraescolares y cenas que preparar. Y los trastornos relacionados con el estrés, como la ansiedad y el síndrome del burnout, no son algo que simplemente puedes ignorar. Pero antes de llegar a ese punto, puede valer la pena intentar el método de McGonigal de valorar tu estrés, en lugar de preocuparte por lo peligroso que es.
Aquí te ofrecemos algunas formas de convertir el estrés en fuerza:
- Cuando ya conozcas los signos típicos del estrés (aumento de las pulsaciones y de la respiración), piensa en ello como la confirmación de que tu cuerpo trabaja correctamente y prepárate para plantarles cara a tus desafíos.
- Intenta valorar el efecto del estrés: te hace más duro, te hace estar más alerta y poder contribuir más.
- Si tienes tiempo y la ocasión, utiliza el subidón de energía adicional para una sesión de entrenamiento rápida. Por ejemplo, las sentadillas y las planchas son algo que se pueden hacer en cualquier sitio, hasta en la oficina.
- Cuando estás estresado, tu cuerpo está en el llamado modo de «lucha o huida». Podrías aprovechar esto para decir y hacer cosas que normalmente no te atreves a decir y hacer. Por ejemplo, podrías pedir ayuda a tus compañeros.
- Piensa en positivo en una solución y utiliza el poder adicional para llevarla a la práctica.
- Disfruta de las olas de energía. ¡Hacen que te sientas vivo!
- ¡Utiliza tu poder para decir que NO!
Fuentes: ted.com