Tenemos acceso a una cantidad ingente de información en internet a través de Google y otros motores de búsqueda. ¿Pero nos estamos volviendo tontos de tanto buscar en Google? Lee lo que Kaja Nordengen, investigadora neurocientífica y autora de Your Superstar Brain (La superestrella de tu cerebro), dice al respecto.
Somos yonquis de la información
La cantidad de información que tenemos a nuestra disposición es cada vez más compleja. Hace tres años, la cifra de sitios web que había sobrepasaba la marca de 1000 millones. Con una oferta tan grande de información, las expectativas sobre todo lo que deberíamos saber también aumentan. Con más de 40 000 búsquedas de internet por segundo, nos hemos convertido en yonquis de la información.
Cuanto más sabemos, más nos damos cuenta de lo mucho que no sabemos. Esta sensación de no saber lo suficiente fue denominada «infocondría» por el escritor danés Carsten Graff ya en 1999. El profesor universitario de marketing sueco Micael Dahlén le insufló nueva vida a esta expresión en un artículo de opinión publicado en el periódico sueco Göteborgs-Posten el año pasado, cuando afirmó que la mejor cura frente a la infocondría es aceptar que nunca lo sabremos todo.
Buscar en internet no es negativo en sí, siempre y cuando no nos convirtamos en infocondríacos, deprimidos porque no sabemos todo ni podemos saberlo.
Lee también: Intercambia de manos para ejercitar el cerebro
Nos estamos volviendo más inteligentes de tanto buscar en Google
Contrariamente a la creencia popular, no creo que nos estemos volviendo tontos de tanto buscar en Google. Creo que nos estamos volviendo más inteligentes de tanto buscar en Google. De toda la información que recibimos a mansalva (que también es una de las razones por las que tenemos la sensación de no saber suficiente), siempre tenemos que seleccionar lo que es importante y relevante. Eso es bueno para nosotros. Como resulta fácil buscar datos sencillos (años, capitales, etc.), la gente joven hoy en día puede que no sea tan buena para memorizar datos. Pero al no desperdiciar el tiempo recordando nombres y fechas, el punto de mira puede centrarse en el estudio de distintos eventos históricos y entender qué los desencadenó. Empleamos menos tiempo en almacenar información y más tiempo en evaluarla y procesarla.
Con internet, nos ha llegado una oleada de información que parece habernos engullido como una marea ciclónica. Si sientes que te ahogas, entonces eres un infocondríaco. Si simplemente navegas por internet y disfrutas haciéndolo, llegarás lejos.